lunes, 1 de diciembre de 2008

Recordando un Amigo

Hablar de una muerte violenta en Medellín es un tema de diario, incluso existen publicaciones “periodísticas” especializada en el tema. Pero en fin hoy no es hacer énfasis en el tipo de muerte sino en el hecho de ya no estar.

Hace muchos años no recibía una llama que me notificaba de la muerte de alguien cercano, y mucho menos esa frase: Mataron a…, volví a sentir ese frio de los años 80, aquellos donde una llamada tarde siempre era una mala noticia y así el sábado recibí esa llama, como siempre lo primero fue negar e ir a buscar una fuente cercana al muerto, luego de confirmar la noticia el: NO. pero como. Otra vez ese instante de silencio donde toda una vida pasa por nuestras mentes, y ese susto tan horrible de pensar que a uno lo pueden matar tan fácil.

Pero después del doloroso sepelio, de ver una familia despedazada por la violencia, de escuchar el clamor de una compañera, el adiós de un socio- amigo y la firmeza de un joven que aprendió de ese muerto el arte de vivir y respetar, de observar una constante negación con la cabeza de una iglesia a reventar solo queda ese inventario que siempre produce la muerte.

Y en ese inventario por primera vez mire todo lo que tenia, mire lo importante de estar vivo, lo grande que es ver crecer a mis hijos, la dicha de trabajar, lo bueno de celebrar los cumpleaños, en fin lo rico de las cosas pequeñas y simples de la vida pero que son las que engrandecen el alma y pintan una sonrisa en el rostro y en los ojos que perduran en el tiempo.

De esas pequeñas cosas es que me duele la partida de este amigo, el tomarse un vaso de agua en esa oficina importante, pero que servía para hablar de lo mundano, de los equipos de futbol, de la novela de las familias, reírse de ver llegar a la hermana pinchada con compras en ropa negra y decir que era del MALL HUECO, en fin el intercambio de tarjetas en navidad, el análisis de la situación del país, la ayuda desinteresada y encontrar alguien que entendió que se podía ser amigo sin que mediara dinero de por medio y solo por el simple hecho de encontrar alguien respetuoso y respetable.

Fueron muchas las noches de risa al ver pasar la gente para la discoteca, el borracho, el cachón, la mamacita, la que se cree mamacita, en fin todo el zoológico que arroja esta ciudad en un amanecedero.

De esas conversaciones aprendí a mirar estas ciudades, aprendí el arte de la diplomacia y sobre todo aprendí que es mejor hablar pacito y ser cordial que un comemierda que todo el mundo quería matar.

En fin si un amigo es aquel que te ayuda a seguir viviendo y a vivir mejor, mataron un amigo.

Tal y como lo dije ayer, lo único que queda por decir es: Señor Dios le pague por todo y no se preocupe que usted hizo un excelente trabajo y su sobrino es capaz de seguir adelante con los negocios, y el hijo va a tener muchas y buenas mamás que nunca lo van a dejar solo, en cuanto a nosotros, los verdaderos amigos, siempre tendremos presentes a un excelente anfitrión que ante todo se preocupo por ser persona.