Vuelvo a
reactivar este ejercicio de pensamiento, creo que me lo debo, es un sueño que
siempre he querido. Quiero escribir, leer, opinar, y pagar unas deudas con personas muy valiosas a las que le debo un escrito en vida y antes que
todo, no quiero que esto se vuelve un obituario o una sección de esquelas como
dicen en Puerto Rico.
Parte de imprimirle
seriedad a este nuevo arranque fue el cambio de nombre al blog; Oso fue un
apelativo que me gusta, que me identifica, pero es algo impersonal y lo que
pretendo es dar la cara y expresar lo que siento y pienso, por eso, y gracias a
la magia del español y de las redes sociales, pude encontrar algo que me
identificara y que sirviera como canal de comunicación, por eso nace:
#YoAquiPensando.
El día que me dio por
retomar estábamos en día de elecciones en Colombia, elegimos Congreso de La
República y también se votó para escoger candidatos a la presidencia de la
República dentro de una baraja de coaliciones que surgieron.
Parte de lo que critico
a ese ejercicio electoral es que la elección de candidatos a primer mandatario
de los colombianos, le restó importancia a la elección de legisladores, a más
de agregar una nueva vuelta o etapa en la carrera presidencial, por este motivo,
y ya que faltan dos vueltas para la elección presidencial, aunque un candidato
dice que gana en la primera, me ocuparé de hacer un pequeño análisis de la
figura que se va a elegir, que como cosa rara en este país del sagrado corazón,
se eligen para un cargo pero resultan haciendo más cosas y lo mejor, en este
caso, es por mandato constitucional.
Voy a empezar por el
final, y el final es un llamado a la conciencia, a pensar, reflexionar,
detenerse un momento y ante todo dejar de creer en cuentos chi...os sobre los
poderes omnímodos del Señor Presidente de la república. Un buen analista
político antes de las elecciones de Congreso explicaba al electorado que no se
dejaran engañar, que un congresista es un legislador, hace leyes, y no otras
cosas que muchos en sus campañas prometen y las personas ávidas de soluciones
les creen.
Pues les cuento a
todas, todos y todes (trataré de cumplir con los mandatos constitucionales de
inclusión) que la figura por la cual usted debe votar el próximo 29 de mayo se
llama Presidente de la República, que a su vez es el Jefe de Estado, el Jefe de
las Fuerzas Militares y primera autoridad administrativa.
Lo que quiere decir
que somos un estado organizado en forma de república presidencial, organizado
administrativamente y con unas fuerzas militares, o sea, armado.
Lo que vamos a
elegir es a alguien que sepa y pueda desempeñar todos esos mandatos, no
cualquiera lo sabe hacer, aunque en una democracia como la colombiana
cualquiera lo puede hacer (esa tiranía del uno, como definen algunos la
democracia).
La palabra para
definir este tipo de personas se llama Estadista: “1. m. y f. Persona con gran saber y experiencia en los asuntos del Estado.
La
palabra estadista tiene el significado de
"persona que describe la población de una nación" y viene del sufijo
-ista (ocupación, profesión) sobre la palabra "estado" y esta del
latín status = "parado, situación pública". Ver: estado, estadística
y también ciclista.”
Con
estas dos simples definiciones podemos decir que tenemos que elegir Presidente
de la República a un Estadista, o sea una persona, hombre, mujer o no binario,
que tenga por ocupación, profesión y vida el Estado y su administración.
Pero,
cuál estado? Pues el estado que está plasmado en la Constitución al momento de
ser elegido, no podríamos elegir un presidente de la República que piense ser
un primer ministro, ni un rey ni un emperador, no señor, lo elegimos para ser
Presidente de la República y ese es su mandato al ser elegido, y por si esto
fuera poco lo elegiremos para que gobierne un estado con una características ya
establecidas, no para que usted se invente uno, no señor, recuerdo que usted
debe cumplir con el mandato que le damos los votantes.
Hay
pilares fundamentales que usted no puede cambiar, el tipo de estado, el tipo de
gobierno, como respetamos y entendemos la propiedad privada y así muchos
detallitos que escucho que algunos piensan cambiar, si no les gusta para el
puesto que van a ser elegidos pues no se postulen, claro que este tipo de
Estado y de Gobierno es susceptible de mejoras y de desarrollarlo de mejor
forma, pero esto no quiere decir que lo pueda ir cambiando a su amaño.
Ya
que tenemos claro que hay que elegir un estadista, que sabemos que es un
estadista, ahora de la baraja presidencial ¿cuál es estadista? No quien ha sido
elegido para cargos, ni quien ha sido nombrado, la pregunta es quien es
estadista de toda la baraja de candidatos que tenemos.
Ahora
hay que tener en claro que hay palabras que terminan en ISTA pero no es lo que
estamos buscando, y la más peligrosa según mi mono visión es Sofista: “La
palabra sofista proviene del
griego (ΣΟΦΙΣΤΗΣ, σοφιστης), literalmente: maestro, a su vez la palabra deriva
de Sophia (ΣΟΦΙΑ, σοφια), sabiduría.
Pero
ojo esta es una definición etimológica, pues los maestros sofistas terminaron
convertidos en: m. Maestro de retórica que, en la Grecia del siglo
V a. C., enseñaba el arte de analizar los sentidos de las palabras como medio
de educación y de influencia sobre los ciudadanos”.
Nuestros
sofistas candidatos no educan, al menos no en las certezas, ellos influencian a
los ciudadanos en lo que a ellos les parece, toman un hecho y a punta de palabras,
y de la falta de análisis de la mayoría de los electores, son elegidos por
decir lo que los otros quieren escuchar así no sea cierto.
Estos
candidatos sofistas son los que proponen solucionar la vida de todos a punta de
subsidios y no de fuentes de empleos, proponen transportes masivos eléctricos en zonas donde
la electricidad es pésima, dicen que no van a subir los impuestos y dicen que
lo pueden escribir sobre piedra, en fin, son aquellos de las promesas hermosas
pero incumplibles y la mayoría parecen doncellas de cuento de hadas que todavía
creen que les pueden bajar la luna.
Existen
otros sofistas y son los que no proponen ilusiones pero se dedican a crear el
pánico frente a las ilusiones de los primeros, todo lo que estos propongan, así
sea real o posible, lo tachan de peligroso, ilusorio, dañino y demás; estos me
parecen peores, no son capaces de proponer un sueño pero tampoco dejan que
otros lo sueñen, son los señores del miedo y uno no sabe que es peor, si un
gobernante del país de la hadas o un gobernante de Transilvania en los peores
días de los empalamientos.
Por
esto hay que escoger un, una o une estadista, no hay otra solución para este país.
Alguien
preocupado frente a los candidatos me decía, es que este... Me preocupa, no
tiene gafas, yo lo miré asombrado y le pregunté como así y simplemente me
contestó para ser presidente hay que leer mucho y el que lee mucho acaba los
ojos y necesita gafas, ojalá todos llegáramos a este punto de búsqueda de los
detalles de nuestro primer mandatario.
Por
último, el día que estemos preparados y dispuestos a elegir un estadista, las
elecciones en sus ya tres vueltas nos pasarán por las siguientes preguntas:
elección de candidato en coaliciones ¿por quién quiero votar? En la primera
vuelta: ¿por quién hay que votar? Y en la segunda vuelta: ¿Contra quién hay que
votar?