lunes, 21 de marzo de 2022

#YoAquiPensando sobre las elecciones en mi país.

 Vuelvo a reactivar este ejercicio de pensamiento, creo que me lo debo, es un sueño que siempre he querido. Quiero escribir, leer, opinar, y pagar unas deudas con personas muy valiosas a las que le debo un escrito en vida y antes que todo, no quiero que esto se vuelve un obituario o una sección de esquelas como dicen en Puerto Rico.

Parte de imprimirle seriedad a este nuevo arranque fue el cambio de nombre al blog; Oso fue un apelativo que me gusta, que me identifica, pero es algo impersonal y lo que pretendo es dar la cara y expresar lo que siento y pienso, por eso, y gracias a la magia del español y de las redes sociales, pude encontrar algo que me identificara y que sirviera como canal de comunicación, por eso nace: #YoAquiPensando.

El día que me dio por retomar estábamos en día de elecciones en Colombia, elegimos Congreso de La República y también se votó para escoger candidatos a la presidencia de la República dentro de una baraja de coaliciones que surgieron.

Parte de lo que critico a ese ejercicio electoral es que la elección de candidatos a primer mandatario de los colombianos, le restó importancia a la elección de legisladores, a más de agregar una nueva vuelta o etapa en la carrera presidencial, por este motivo, y ya que faltan dos vueltas para la elección presidencial, aunque un candidato dice que gana en la primera, me ocuparé de hacer un pequeño análisis de la figura que se va a elegir, que como cosa rara en este país del sagrado corazón, se eligen para un cargo pero resultan haciendo más cosas y lo mejor, en este caso, es por mandato constitucional.

Voy a empezar por el final, y el final es un llamado a la conciencia, a pensar, reflexionar, detenerse un momento y ante todo dejar de creer en cuentos chi...os sobre los poderes omnímodos del Señor Presidente de la república. Un buen analista político antes de las elecciones de Congreso explicaba al electorado que no se dejaran engañar, que un congresista es un legislador, hace leyes, y no otras cosas que muchos en sus campañas prometen y las personas ávidas de soluciones les creen.

Pues les cuento a todas, todos y todes (trataré de cumplir con los mandatos constitucionales de inclusión) que la figura por la cual usted debe votar el próximo 29 de mayo se llama Presidente de la República, que a su vez es el Jefe de Estado, el Jefe de las Fuerzas Militares y primera autoridad administrativa.

Lo que quiere decir que somos un estado organizado en forma de república presidencial, organizado administrativamente y con unas fuerzas militares, o sea, armado.

Lo que vamos a elegir es a alguien que sepa y pueda desempeñar todos esos mandatos, no cualquiera lo sabe hacer, aunque en una democracia como la colombiana cualquiera lo puede hacer (esa tiranía del uno, como definen algunos la democracia).

La palabra para definir este tipo de personas se llama Estadista: 1. m. y f. Persona con gran saber y experiencia en los asuntos del Estado.

La palabra estadista tiene el significado de "persona que describe la población de una nación" y viene del sufijo -ista (ocupación, profesión) sobre la palabra "estado" y esta del latín status = "parado, situación pública". Ver: estado, estadística y también ciclista.”

Con estas dos simples definiciones podemos decir que tenemos que elegir Presidente de la República a un Estadista, o sea una persona, hombre, mujer o no binario, que tenga por ocupación, profesión y vida el Estado y su administración.

Pero, cuál estado? Pues el estado que está plasmado en la Constitución al momento de ser elegido, no podríamos elegir un presidente de la República que piense ser un primer ministro, ni un rey ni un emperador, no señor, lo elegimos para ser Presidente de la República y ese es su mandato al ser elegido, y por si esto fuera poco lo elegiremos para que gobierne un estado con una características ya establecidas, no para que usted se invente uno, no señor, recuerdo que usted debe cumplir con el mandato que le damos los votantes.

Hay pilares fundamentales que usted no puede cambiar, el tipo de estado, el tipo de gobierno, como respetamos y entendemos la propiedad privada y así muchos detallitos que escucho que algunos piensan cambiar, si no les gusta para el puesto que van a ser elegidos pues no se postulen, claro que este tipo de Estado y de Gobierno es susceptible de mejoras y de desarrollarlo de mejor forma, pero esto no quiere decir que lo pueda ir cambiando a su amaño.

Ya que tenemos claro que hay que elegir un estadista, que sabemos que es un estadista, ahora de la baraja presidencial ¿cuál es estadista? No quien ha sido elegido para cargos, ni quien ha sido nombrado, la pregunta es quien es estadista de toda la baraja de candidatos que tenemos.

Ahora hay que tener en claro que hay palabras que terminan en ISTA pero no es lo que estamos buscando, y la más peligrosa según mi mono visión es Sofista: La palabra sofista proviene del griego (ΣΟΦΙΣΤΗΣ, σοφιστης), literalmente: maestro, a su vez la palabra deriva de Sophia (ΣΟΦΙΑ, σοφια), sabiduría.

Pero ojo esta es una definición etimológica, pues los maestros sofistas terminaron convertidos en: m. Maestro de retórica que, en la Grecia del siglo V a. C., enseñaba el arte de analizar los sentidos de las palabras como medio de educación y de influencia sobre los ciudadanos”.

Nuestros sofistas candidatos no educan, al menos no en las certezas, ellos influencian a los ciudadanos en lo que a ellos les parece, toman un hecho y a punta de palabras, y de la falta de análisis de la mayoría de los electores, son elegidos por decir lo que los otros quieren escuchar así no sea cierto.

Estos candidatos sofistas son los que proponen solucionar la vida de todos a punta de subsidios y no de fuentes de empleos, proponen transportes masivos eléctricos en zonas donde la electricidad es pésima, dicen que no van a subir los impuestos y dicen que lo pueden escribir sobre piedra, en fin, son aquellos de las promesas hermosas pero incumplibles y la mayoría parecen doncellas de cuento de hadas que todavía creen que les pueden bajar la luna.

Existen otros sofistas y son los que no proponen ilusiones pero se dedican a crear el pánico frente a las ilusiones de los primeros, todo lo que estos propongan, así sea real o posible, lo tachan de peligroso, ilusorio, dañino y demás; estos me parecen peores, no son capaces de proponer un sueño pero tampoco dejan que otros lo sueñen, son los señores del miedo y uno no sabe que es peor, si un gobernante del país de la hadas o un gobernante de Transilvania en los peores días de los empalamientos.

Por esto hay que escoger un, una o une estadista, no hay otra solución para este país.

Alguien preocupado frente a los candidatos me decía, es que este... Me preocupa, no tiene gafas, yo lo miré asombrado y le pregunté como así y simplemente me contestó para ser presidente hay que leer mucho y el que lee mucho acaba los ojos y necesita gafas, ojalá todos llegáramos a este punto de búsqueda de los detalles de nuestro primer mandatario. 

Por último, el día que estemos preparados y dispuestos a elegir un estadista, las elecciones en sus ya tres vueltas nos pasarán por las siguientes preguntas: elección de candidato en coaliciones ¿por quién quiero votar? En la primera vuelta: ¿por quién hay que votar? Y en la segunda vuelta: ¿Contra quién hay que votar?