domingo, 31 de mayo de 2020

Por la dignificación de la palabra ABUELITOS.


Cerca mis 51 años de edad, orgulloso de no haber sido abuelito prematuro, pero con la esperanza de conocer a mis nietos,  soñando con tener una casa de abuelo en el Jardín del Suroeste Antioquieño,  donde congregar la prole en los puentes, las vacaciones y en navidades, hacer comida para todos, cuidar niños, dar teteros, caminar hacia el parque a tirarle maíz a las palomas, enseñar las primeras letras, leer los primeros cuentos, ser el narrador de las primeras historias que abran la imaginación de esos mis futuros nietos, y claro una vez terminadas esas jornadas, entregar los niños a sus padres y volver a lo que espero sean mis tareas, leer, pensar, escribir y hablar bobadas. Bajo ese deseo y panorama del futuro he decidido hoy volver y coger "la maquina" y plasmar lo que pienso y siento sobre ese rol de abuelito, titulo que espero llevar con nobleza y gallardía y que el día de mi ultimo suspiro mis nietos digan con orgullo se murió el ABUELITO, que tanto nos quiso y enseñó.

Pero como uno no puede hablar de lo que no sabe, abordare el tema desde mi conocimiento de nieto, y hablare sobre mis abuelitos, titulo en diminutivo que solo denota el amor que les tuve, el respeto y que en ningún momento los hizo pequeños o inválidos.

Como ya deben suponer el motivo de este escrito es la polémica que ha suscitado, entre los grandes señores del país, las medidas gubernamentales para proteger la vida de los abuelitos, perdón de los mayores adultos, porque al parecer abuelito se volvió una palabra peyorativa que hasta disculpas presidenciales provoco. Yo por mi parte espero poder disfrutar de ese ultimo titulo y que sea el mas honroso que haya recibido.

Dirán algunos  que por mi edad estoy hablando sin saber y que no he sentido el aislamiento pues déjenme decirles que por mis enfermedades soy de aquel grupo de persona que tampoco debo salir mucho a la calle, entonces si se.

Hago otra aclaración, hablo de los grandes señores, que tienen su vida asegurada, que no les falta ingresos, que ya tienen como vivir, que son columnistas, directores de teatro exministros, constructores y que muchos leemos con respeto por su sabiduría, incluyendo a Florence y sus grandes aportes al femenino de la vida, ya que el masculino es tan beligerante y opresivo. Hablo de ellos porque si fueran los abuelitos que deben salir a conseguir el diario, que son solos, que deben sostener nietos, que no tienen ningún ingreso, si fueran esos abuelitos no habría revuelo y todo no dejaría de ser sino la posición de unos viejitos tercos. Recuerdo a Diogenes en su búsqueda de los huesos diferentes de los amos y los esclavos. 

El vídeo que es de la revista Semana, resume las posiciones de estos grandes señores. Quiero aclarar que no fue el vídeo quien me llevo a escribir estas líneas, fue la expresión de un señor de alto turmeque, que posando de abuela joven, manifestó que ni sus nietos le podían decir abuelito.


La revista Semana hizo este vídeo y publico varios escritos de estos respetados pensadores, los cuales invito a leer, pues su brillantez continua o sino como olvidar al doctor López y sus ideas brillantes hasta los 90 y tantos.

Pero comencemos, no conocí a la abuelita Luisa, Doña Maria Luisa Zapata de Serna  murió antes de que yo naciera, por las referencias que tengo era una mujer hermosa blanca de ojos azules, de carácter rígido, tan rígido que desde su posición se caso con Papito Serna, un zambo de piel muy morena y de posición social muy diferente.

Pero si no conocí la abuelita materna, Dios me premio con la cuchita, Libia Serna Zapata, no le pongo el doña porque ella jamás necesito un título para ser. Una tía que hizo muy bien las veces de abuelita,  la cuchita  ser absolutamente bueno, me enseño que el único camino para llegar a Dios es ser bueno y que el tinto es una bebida que a mi me da sueño.Una maga para criar a todos los primos, después de haber tenido 18 hijos, siempre una sonrisa en los labios, una palabra amable y sabia, ella si era una abuelita, amada y respetada por todos,  si alguien predico con el ejemplo de la nobleza y la humildad, fue ella la cuchita, titulo que remplazo el de mama, abuela bisabuela tía y no se cuantos mas, pero que llevo con absoluta dignidad y amor y que en nada le impidió cumplir con su misión de orientadora hasta sus últimos días y muy a pesar de haber sido amputada de ambas piernas por una penosa enfermedad,  Sus manos tibias hasta el ultimo momento fueron un bálsamos para las premuras de los días.

La abuelita Tina, Doña Clementina Restrepo Posada de Gallego, una Matrona Antioqueña, de cabello absolutamente blanco, de pocas sonrisas, pero de un amor infinito por su familia, un tropos, un eje, la dueña de una cocina donde siempre había por los menos tres platos para comer, una mujer absolutamente creyente que a punta de empanadas, ayudó a construir varios templos católicos, un temple como el que más, la describiré con el siguiente diálogo. Ya entrada en años y en enfermedades solo podía salir a calorearse en la silla de ruedas, pero un día le dio por no salir, las tías me llamaron a ver si la convencía de que yo la sacara a tomar el sol, llegue salude y le toque el tema, la respuesta fue clara y contundente; mijo no voy a volver a salir ya es hora de morirme, ya enterré a Miguel a Alberto, a su papá el mayor, a la mona de las menores, entonces mijo yo ya acabe y se acostó a morir en paz.

Papito Miguel, Miguel Ángel Gallego Naranjo,  una abuelito a carta cabal, con una sonrisa en la cara, trabajador incansable, siempre bien puesto, de camisa y corbata, pantuflas, zapatillas de material, hombre creyente, recuerdo siempre sus raciones los domingos, no por su monto sino por que siempre los billetes eran nuevos, ejemplo de caballerosidad e hidalguía, un ser bueno al cual siempre respete y quise, un gran ejemplo a seguir, absolutamente feliz con los pequeños triunfos de sus hijos y nietos.

Papito serna, Juan de Dios Serna, mi primer cuidador y maestro, aprendí a leer por sus enseñanzas, y como no iba a enseñar a leer un hombre sin estudio que aprendió a leer por sus propios medios y desde que aprendió no dejo de leer: Mijo todo lo que esta escrito hay que leerlo, me decía constantemente,  lector incansable, gran analista político, leía los periódicos  desde la portada hasta la contraportada incluido los obituarios y los avisos clasificados y judiciales, de profesión carpintero, de ruana y machete, obvio águila corneta tres rayas, el cual probaba su filo en los enormes callos de sus manos productos del oficio, del cual era maestro.

Mi papá fue abuelito, conoció a su primer nieto, lo quiso tanto que ya en sus últimos días su nieto se quedó dormido al lado y llamo a mi hermana para que lo llevara a otra cama, el motivo: que de pronto se moría y que como quedaba el muchacho con el abuelito muerto al lado.

Mi mama fue abuelita, la mas alcahueta del mundo, llega el pollo kokorico y mi hijo decía que de ese no que del otro y la abuelita levantaba el teléfono y pedía del otro, pero lo mejor era ver a mi hijo cargando a su abuelita porque a lo ultimo ella solo se sentía segura en los brazos de su nieto,

Así las cosas y con este pequeño homenaje a mis Abuelitos, donde he tratado de mostrar que el decirles abuelitos no les quito nunca su ser, su esencia, su valía y por tanto que vivan los Abuelitos, y que vivan, por eso hay que cuidarlos para que sigan con esa honrosa labor, porque a mi personalmente no me hubiera gustado enterrar a uno de mis abuelitos porque salio a la calle a demostrar que todavía era capaz de salir y no debía estar encerrado, esa actitud hubiera echado al traste todas sus enseñanzas. 

Yo por mi parte espero ser el Abuelito Anibal.