martes, 19 de abril de 2022

#YoAquíPensando que los 50 son otra preadolecencia

Esa etapa tan dura pensé que era la peor... la cara llena de barros, la voz con sus "gallos", que los vellos si salieron, que no salieron,  que salieron muchos, que salieron feos, que las hormonas, que hay que botar cachucha...,en fin, ese paso es una realidad para la cual  nadie nos preparaba, escasamente las clases de comportamiento y salud, que muchas veces no se entendía lo que decía el profesor y sus ejemplos y menos las  gráficas de los libros; fuimos de una generación que nunca vimos una prenda íntima colgada secándose y si la hubiéramos visto, estoy seguro que eran más grandes que las pantalones del uniforme de educación física.

Lo social también cambiaba, muy grandes para ir a piñatas y muy chiquitos para ir a quinces, no sabíamos que éramos, mucho menos quien. Éramos unas cosas en transformación, eso sí, teníamos muchas prohibiciones, y nadie aprende desde el no hacer. Los momentos de soledad eran catalogados siempre como un momento de "yo con yo", sexo artesanal, manolia, la chica de las palmas, o masturbación, teníamos a mamá y papá encima, joda con la acosadera para que uno no se demore en el baño ni haciendo del uno ni del dos y mucho menos en la ducha.

Lo que no entendían nuestros padres es que esos momentos si eran de yo con yo, pero no siempre físico, había también una mente cambiante, y con esto cambiaba la forma de ver el mundo, las preguntas iban surgiendo: ¿qué voy a estudiar? ¿Para qué sirvo? y la cantaleta continuaba: ojo que no caiga en vicios, pero eso sí, puede tomar trago y hasta fumar, lo otros estaban prohibidos, no se junte con ese vago, con ese marihuanero; qué lío tan bravo y más cuando uno nació en barrio. 

Fuimos criados con el siguiente paso a paso: había que HACER (estudiar y trabajar) para TENER (tener familia, casa, carro, plata etc.) y por último podrías SER, nos dejaron para el final lo que nos estaba quebrando la cabeza: ¿Que o Quien Putas SOY o voy a SER? 

Nadie contestaba esa pregunta porque primero eran las otras dos y por tanto no sólo el acné nos dejó cicatrices; ya muchos, hoy cincuentones, tenemos unos mejores amigos con los que conversamos cada tanto, llámese psicólogo, psiquiatra, psicoanalista, coach, cura, pastor, o cualquier vaina donde nos atrevemos a ir y nos alcance el sueldo para hacerlo; las cicatrices de la cara se quitan más fácil y barato, eso está claro.  

Como empezamos al revés, hoy después de HACER algún estudio, emprendimiento, "inversiones de alto riesgo", algunos, los más tesos, hicieron lo que quisieron, algunos son felices, otros están felizmente muertos,  gracias a esto también  TENEMOS trabajo, y algunos, fuera de esta adicción, tienen otra y otras, y quizás los que se encontraron en su fondo hoy las superaron y están ayudando a otros, a la mayoría le da pánico jubilarse porque ¿que se ponen a hacer?, es mejor esperar la edad de retiro forzoso o que el infarto, el COVID o cualquier bicho lo mate a uno, nos da pánico tener tiempo para confrontar esa eterna pregunta de ¿QUIEN SOY? 

También TENEMOS un matrimonio, o varios, la mayoría tuvimos, nos casamos con otras que tampoco sabían quiénes eran, y no por falta de señorío, si no porque si uno no sabe que es o quien es ¿cómo va a poder construir algo con alguien?, otros, y creo que los más tristes, tienen largos y amargos matrimonios donde "el hacerse el bobo" les ha evitado estar tras las rejas por conyugicidio.  

TENEMOS hijos, y como aprendimos a estudiar, creo que para ellos el cuento de SER fue un poquito más fácil, estamos esperando que nos den nietos y con estos poder Ser lo que no nos permitieron, lo que no dejamos HACER, y morir dignamente, con o sin eutanasia, pero con una sonrisa en el rostro y en el alma. 

Hoy ya HICIMOS, ya TENEMOS o tuvimos y ad-portas de una jubilación, una pensión por invalidez o un arrebato de amor propio, nos enfrentamos nuevamente a las preguntas de ayer aumentadas en profundidad. 

Llegamos al punto que según los médicos: "es que a esa edad es muy normal que le de eso”, al punto donde estamos muy jóvenes para dejar de trabajar, pero ya muy cansados para levantarse animados todos los días, estamos en ese punto donde ya uno lleva una vida sana por qué es lo mejor... Mentiras, pura mierda, el cuerpo no nos aguanta, ya damos buenos consejos porque no somos capaces de dar malos ejemplos. 

Fuera de todo esto, al problema de: ¿quiénes somos?, ahora se le suma el de ¿quién fui? y ¿quién voy a ser después de...?  Como nunca nos enseñaron que lo importante es SER, entonces el TENER y EL HACER nos dejaron vacíos, así algunos luchan por continuar HACIENDO y TENIENDO cosas materiales, al final son unos grandes coleccionistas para un ser vacío. 

Ya junto al ¿qué voy a SER?, está siempre el ¿que HICE? o ¿que DEJÉ DE HACER?, al igual que antes, ya estamos muy jóvenes para ser de la tercera edad, pero muy adultos para pertenecer a las juventudes de alguna asociación, estamos muy jóvenes para que nos den el puesto en el transporte público, pero nos duelen mucho las rodillas, los tobillos etc. Ya pertenecemos a clubes muy exclusivos, el de riesgo cardiovascular, el de riesgo renal etc. pero todavía no somos eso que nos lleva a la tranquilidad y la paz interior, para eso hay que despegarnos y dejar de lado el HACER y el TENER para comenzar el camino del SER con la absoluta conciencia de que es una ruta no una llegada. 

Antes teníamos la vida para buscarnos, ahora tenemos un rato de ella para encontrarnos, ya nadie nos regaña si nos encerramos, así que querido preadolescente geriátrico: aprovecha el tiempo, cultiva tu ser y no tu intelecto, se feliz y ante todo deja ser feliz a los otros, recuerda que solo se aprende equivocándose, lo único que debes hacer y pregonar es que los errores sean distintos, para que el aprendizaje también lo sea.