martes, 15 de septiembre de 2015

Del 28 de Diciembre y otras locuras.


Volver a mí blog algunas veces es sólo una manera de llorar, es evitar que el perro negro (el que lo entendió lo entendió) se haga más fuerte, es la esperanza de que mi voz no sea una simple voz que se ahoga en el desierto, es la esperanza de cambiar un poquito la realidad comenzando en mi y, espero, terminando en alguien que al leer estas líneas también cambie la suya.


Los que somos padres pudimos entender, un poco y desde lejos,  las lágrimas del padre del niño que se volvió emblema de los desplazados, inmigrantes, despatriados, desarraigados, nómadas etc. En ella encontramos el dolor de la pérdida, de la impotencia, de no tener un pedazo de tierra donde poder enterrar a su ángel.

Pero este no es un problema de ahora, sino de siglos y de historias, podemos pensar en el faraón egipcio que mandó a matar a todos los primogénitos en la época de Moisés, o el emperador que mandó a matar  a todos los niños varones en la época de Jesús el  Nazareno, pero también hay que recordar esa historia bíblica donde los primogénitos de Egipto también fueron masacrados. Así ha sucedido en las guerras, las vendettas, se mata el hijo varón para evitar una venganza, para evitar que aspire a un trono, para truncar una descendencia, pero este tema se lo dejo a los estudiosos de la guerra y a los criminólogos, yo solo hablaré de la fiesta, la rumba y demás celebraciones que han tenido orígenes en estas atrocidades. 

La mejor referencia es la del 28 de Diciembre, día de los santos inocentes para el mundo católico, día de la conmemoración de la muerte de cientos de niños, pero, al menos en Colombia, es el día en que se deben hacer bromas, se debe hacer ver al otro como un estúpido, se debe engañar, mentir, hacer bullying, y no se que tantas cosas más para demeritar la inocencia y pasarla de ser una virtud para convertirla en un defecto.

Pero que lleva a la gente a conmemorar la muerte con una burla?  Por que la gente quiere reírse en vez de pensar que se siguen matando niños? Los seguimos matando de hambre y de sed, los seguimos esclavizando, explotando, abusando y matándolos de tantas formas.

La respuesta es sencilla, por físico miedo, si el mismo miedo que sintió el faraón, que sintió herodes, y que sintió el jefe del clan, el jefe guerrillero, el jefe paramilitar, el jefe de la tribu, el jefe del combo, en fin que siente cualquier ser humano.

Nos da miedo enfrentar nuestra realidades, nos da miedo mirarnos hacia adentro, nos da miedo admitir la horrorosa muerte de un niño en una playa y corremos a hacer mil imágenes bellas que atenúen un poco el horror que sentimos.

El miedo nos estanca y hace que salga lo peor de nosotros mismos, hace que deseemos proteger a toda costa nuestro estado de confort, hace que luchemos de cualquier forma por conservar nuestro tesoro, por eso nuestro tesoro no puede ser material ni personal, no podemos permitir que nuestra felicidad dependa de cosas y de otros seres, debemos centrar nuestra felicidad en nosotros y en el servicio hacia los otros.

Por eso hay que quitar los fronteras, y no solo entre los continentes, los países, los departamentos, los municipios, los barrios, las esquinas, inclusos las fronteras en nuestras casas que se volvieron de puertas cerradas donde para entrar hay que pedir permiso y todo en aras del respeto a la individualidad, a lo propio a lo Mío, como dice Cortez en su canción Tu: yo,yo,yo y luego mi, mi mi

Hay que mirarnos hacia dentro, conocernos, superar nuestra fronteras interiores y ser libres, esa libertad nos quitará los miedos y así podremos proteger nuestros mayor tesoro que es nuestro ser interior, ese que no maneja egoísmos ni apegos, no esperemos a que se ahogue nuestro niño interior para empezar a conocernos y a liberarnos de las ataduras que nos hacen unos asesinos de niños. 











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