sábado, 2 de febrero de 2008

Un chiste de mierda de gato


Hablar del séptimo arte, sin ser considerado crítico o a lo menos cineasta asiduo puede ser una profanación para algunos, pero no puedo dejar pasar la oportunidad de comentar esta hermosa historia. Al igual que muchas canciones, que las hay de uno, dos y hasta tres guaros, esta cinta requiere, después de salir, a lo menos de una buena cerveza.

Que contestaríamos si al morir para entrar al cielo, paraíso o cualquier otra definición, nos hacen estas dos preguntas: Fuiste feliz en tu existencia? E, Hiciste feliz a las otras personas? Creo que muchos no entraríamos a ese nirvana perpetuo, pero no está tarde para comenzar a trabajar.

O que haríamos si después de haber amasado una inmensa fortuna y de dar por sentado que tomamos el mejor café del mundo, el colombiano es el más suave, nuestro nuevo único mejor amigo nos demuestra que lo hacen con mierda de gato grande.

Va otra, muchos consultamos para saber de nuestro futuro, pero si realmente supiéramos que día fuéramos a morir, como viviríamos el resto de nuestra vida? Esto le pasa a los pacientes con enfermedades terminales, luego del martirio médico simplemente les dicen que tienen un determinado tiempo de vida.

Y desde ahí es donde debemos empezar nuestro camino, la vida no es más con este me queda la duda que un camino seguro hacia la muerte, pero de nosotros depende como va a ser ese camino, ojo los tánatologos dicen que uno muere como vive, entonces buscar una buena opción de vida es buscar una muerte tranquila y serena, me atrevería a decir que casi alegre.

Pero volvamos al filme, mirar nuevamente en la pantalla a dos monstros de la actuación como son Jack Nicholson y Morgan Freeman interpretando lo que ellos son: dos personas de más de sesenta años de edad, que como a muchos el cáncer les esta mostrando el camino de la parca.
Jack nos tiene acostumbrados a esos personajes irreverentes, irrespetuosos y como diría una dama de la alta sociedad paisa, las que se encuentran en la edad de la santa indolencia. Freeman por su lado siempre ha interpretado personas que saben mucho más de lo que aparentan o permiten ver.

Así un mecánico de automóviles y un millonario, quedan en tablas ante la más comunista de todos los comunistas, la muerte, para ella no existe distingo alguno, simple y llanamente todos somos mortales.

Pero que hacer cuando tomamos conciencia de que somos finitos, pues no queda mas que dedicarnos a vivir, uno se muere en un instante, pero todo lo que existe antes es vida, y nuestra única opción de vida es ser felices, esto es muy sencillo, sólo es necesario dedicarnos a hacer cosas que alegren el alma, aquellos actos que son aprobados por todos y cuyo recuerdo siempre nos dibuja una sonrisa en los labios.

Pero por que dos personas tan distintas, un rico y un pobre, un blanco y un negro, un hombre solo y un hombre con familia pueden compartir sus últimos deseos, la razón es porque cuando nos quitamos todo lo material quedamos solo con nuestra esencia y esa es universal, eterna, pura e igual.

El listado básico de estos dos hombres sirve y aplica para todos, o acaso quién no ha sentido esa inmensa alegría cuando hacemos felices a otros, o cuántos estamos convencidos que nuestros hijos, nietos, padres etc. son las personas más bellas de nuestro mundo, o quien no ha quedado boca abierto con lo majestuoso de la naturaleza, o quién no ha soñado con hacer un monumento perpetuo al amor, pero lo más importante, quién no ha llorado con la muerte de un amigo con la alegría inmensa de saber que las almas se tocaron.

Sólo queda decir, saque el ratico vea la película y no espere hasta el último momento para hacer lo realmente importante SER FELIZ Y HACER FELIZ a todos los que están alrededor, así cuando muera la sonrisa de sus labios iluminará el alma de todos los que se quedarán en este plano y no lo extrañarán con tristeza pues su misión quedó anclada en el alma de todos danzando un eterno baile de alegría.

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